Bethany
nos habla en su artículo de que la mayoría de nosotras procedemos
de familias de cultura patriarcal, la cual se caracteriza por
una distribución desigual del poder a favor de los hombres.
¿Cómo
puede afectarnos a las mujeres de la familia?
En
primer lugar tenemos una estructura de la
realidad, unas creencias, unos valores, unos hábitos en los que
se da por supuesto el estatus inferior de la mujer en relación al
hombre.
Tenemos muchísima información a nivel celular y inconsciente
que nos hace sentir en lucha con lo que realmente queremos como seres
individuales. Mensajes
inconscientes, y a veces no tanto, como "las mujeres somos
débiles" , "las mujeres necesitamos un hombre a nuestro lado
para sobrevivir", "las mujeres estamos destinadas a tener
hijos " , "las mujeres no podemos expresar nuestros deseos y
mucho menos satisfacerlos", "las mujeres estamos al servicio
de los hombres", "las mujeres no debemos trabajar fuera de
casa", etc., que nos afectan en muchísimos ámbitos. Hay muchas
inseguridades, bloqueos y miedos en el ámbito laboral que son heredados , también en
el tema de la maternidad y en la sexualidad y que nos limitan a la hora de enfrentarnos y experimentar la Vida en toda su amplitud.
Podemos
proceder de un linaje donde las mujeres de la familia han sufrido maltrato, violaciones o abusos desde muchas generaciones atrás, de
manera que la información que llevamos, la que vibra con nosotras , es :
"soy víctima de abusos, o de violencia...", de manera que los
hombres que atraemos o con los que nos relacionamos también vienen con
esa información, en ese caso, de "soy un violador" o
"maltratador". La relación es complementaria y perfecta.
¿o no?

Es posible que no tanto, porque muchas veces estas personas, de manera consciente,
no quieren vivir este tipo de relaciones dolorosas y llenas de
sufrimiento, solamente las atraen sin darse cuenta...En estos casos
no hay una parte más culpable que la otra, ya que no hay nunca verdugo si
no hay víctima, es duro y doloroso para las dos partes. Cuando empezamos a trabajar con este tipo de relaciones nos vamos dando cuenta de esto y de que la única manera de sanar es dejar de culpar al otro para empezar a vernos a nosotras mismas y tomar la responsabilidad de nuestra vida.
De
la misma manera, la sanación del linaje materno implica la sanación
no sólo de las mujeres de la familia, de las heridas de las
generaciones de mujeres, sinó que también hay una sanación de los
hombres de la familia, de los abuelos, bisabuelos, porque las
relaciones implican siempre a más de uno. Si la mujer se pone en su
lugar, el hombre no tiene más remedio que también buscar cual es el
suyo. El perdón y el reconocimiento se trabaja en ambas partes al
mismo tiempo.
Bethany
nos dice que "
Todas deseamos ser auténticas, ser vistas tal como somos, ser
aceptadas, y ser amadas por quien realmente somos. Es una necesidad
humana. Lo
cierto es que el proceso de convertirnos en nosotras mismas implica
ser complicadas, fuertes, intensas, asertivas y complejas, cualidades
que el patriarcado pinta como poco atractivas en una mujer.
"
Hay
mujeres que no pueden comprender por qué sus madres han tolerado el
maltrato, incluso en sus propias hijas, pero el peso del linaje
muchas veces es muy grande , es como si estuvieran programadas y no
hubiera otra salida, como si fuera lo más normal. Otras muchas veces
es porque no han conocido nada más.
Es
lo que han heredado, lo que han escuchado, lo que han vivido con sus
padres, con sus abuelos, lo que está escrito en su sangre...
¿ Os
habéis preguntado si estas mujeres, estas madres, nuestras madres, alguna vez han
recibido amor, palabras bonitas, caricias, reconocimiento, respeto,
apreciación, protección...
Entonces, ¿de dónde van a aprenderlo?
¿Cómo van a transmitirlo? ¿Qué imagen creéis que tienen de ellas
mismas? ¿Cómo van a respetarse si nadie lo ha hecho, cómo van a
amarse si no han recibido amor?
Es un lenguaje nuevo, desconocido.
Nosotras
como mujeres privilegiadas, como hijas privilegiadas, viviendo en un
momento histórico privilegiado, donde somos apreciadas, protegidas,
escuchadas, reconocidas,... podemos hacerles de espejo y mostrarles
lo que valemos, como seres individuales y como mujeres, lo que somos
capaces de hacer, de Ser. Y lo que valen ellas, lo que son capaces de
hacer y de Ser.
El
hecho de que una hija deje de ser fiel a lo que de ella se espera
como mujer en su familia, (ya que cada familia tienen sus propias
leyes), también tiene sus consecuencias y a veces se tiene que ser
muy valiente para dar el paso.
Algunas
veces no queda más remedio que alejarse de la familia, porque su
influencia sobre ellas es demasiado grande y castradora.
Otras veces hay mucho conflicto con la madre, mucho odio y rencor por ambas
partes.
La
madre puede sentir inconscientemente mucha rabia por no haber sido
capaz de hacer lo que la hija está haciendo, mucho dolor, mucha
impotencia...enfado incluso hacia la hija.
El
sentimiento de culpa juega un papel muy importante, porque si
decidimos dejar de seguir los pasos de nuestra familia para seguir
los nuestros propios, si decidimos que vamos a dejar de hacer las
cosas como "siempre se han hecho en esta familia" para
empezar a hacerlas según nuestros criterios, si empezamos a romper
esquemas, a cuestionarnos hábitos y creencias...Entonces es posible que sintamos algo de CULPA.
También hay padres que en seguida cogen el papel de víctima y ese "algo de culpa" se nos convierte en un "mucho". Por ejemplo podrían decirnos: "si
coges ese trabajo y te vas a vivir tan lejos, quien va a cuidar de
mi...", o "darnos un nieto sería la alegría de mi vida...",o "me pongo enferma con tantos disgustos y preocupaciones...", etc.
Es muy frecuente que surja el MIEDO a que nos rechacen, a que nos echen de la familia, a
que nos dejen de "amar".
Bethany
nos dice que "es
posible que nuestras madres (y nuestras familias) nos den la espalda
cuando nos convirtamos en más auténticas. Podemos sentir
hostilidad, rechazo, rabia, y una denigración total. Puede ser que
todo el sistema familiar sienta el terremoto.
Y
puede resultar asombrosa la rapidez con la que nos pueden rechazar o
abandonar cuando dejamos de sobre-funcionar y expresamos nuestro
auténtico ser."
Pero...
¿Vale la pena? Cada uno tiene la respuesta.
Muchas
veces, por Amor a nuestros padres, por agradecimiento al habernos
dado la vida, inconscientemente cogemos pesos y cargas que les
pertenecen a ellos, cargamos su dolor, su tristeza, su
insatisfacción... y después nos preguntamos qué es lo que no nos
deja avanzar en la vida.
No tenemos que cargar con el peso de hacer que toda la familia se sienta bien. Bethany también nos dice que "Abstenernos
del cuidado emocional y dejar que la gente aprenda sus propias
lecciones es una forma de respetarnos a nosotras mismas y de respetar
a los demás."
"Contrariamente
a lo que nos han enseñado, no tenemos que sanar a toda nuestra
familia. Sólo tenemos que sanarnos a nosotras mismas."
"...
cuando sacrificamos nuestra propia felicidad por la de nuestras
madres, en realidad impedimos la sanación necesaria que produce
llorar la herida en nuestro linaje materno. Esto solo provoca el
estancamiento de ambas. Por mucho que lo intentemos, nosotras no
podemos sanar a nuestras madres, y no podemos conseguir que nos vean
tal como somos. El duelo es lo que trae la sanación. Tenemos que
llorar por nosotras y por nuestro linaje materno. Este duelo trae
consigo una gran liberación. "
Es
muy importante hacer un trabajo de liberación de las creencias
del patriarcado , de patrones impersonales y limitantes , para poder
conectar con nuestro destino y con nuestro Ser verdadero, más allà
del ser hombre o mujer.
Pero afortunadamente también nos encontramos con un montón de mujeres y madres que están
tomando conciencia y dando coraje a sus hijas para que sean libres,
para que encuentren su camino en la vida y su felicidad, para que
consigan lo que ellas no fueron capaces de hacer.
También
muchas mujeres que ya no son jóvenes pero se atreven a empezar de
nuevo su vida, se atreven a rebelarse, se separan, se juntan, cambian de
trabajo, viajan, empiezan una formación, empiezan a expresarse y a
manifestar sus sueños...
Todas
esas mujeres que encuentro en la calle, en el mercado, en las clases de danza
africana, que vienen a la consulta, todas esas mujeres, mi madre,
amigas, conocidas, me dan una fuerza enorme y una gran certeza de que
estamos recobrando nuestro Poder y nuestra Sabiduría, que estamos
empezando a reconectarnos y reencontrarnos y manifestar unas enormes
ganas de Vivir y de ser Felices.
Gracias
a cada una de vosotras. Cada paso que damos es un impulso para las
demás.
Es
momento de darnos la mano y caminar juntas, descubrirnos juntas,
acompañarnos unas a otras.
Muchas
gracias