sábado, 2 de enero de 2016

TRANSGENERACIONAL: NUESTRAS RAICES

Cada uno de nosotros es depositario de una herencia y portador de una misión.
Cada uno de nosotros ha heredado de su padre y de su madre, de sus numerosos antepasados, de su pueblo, de su idioma, ciertas particularidades buenas o malas, agradables o enojosas, ciertos talentos y ciertos defectos, y todo eso hace en conjunto lo que somos”
                       Herman Hesse, 1949
Cuando llegamos al mundo e incluso antes del nacimiento, nuestra familia tiene una herencia lista para nosotros, y ésta no es sólo material; también heredamos, sin ser conscientes, todo tipo de conflictos afectivos, intelectuales, corporales y sexuales que van a programar o influir profundamente en nuestras vidas.

Con frecuencia los padres proyectan sus imágenes o deseos sobre sus hijos . Con él nos imponen sutilmente un papel, una personalidad y, en última instancia, un destino al que debes adaptarte para no ser rechazado por el clan.



Para imponernos ese destino usan el lenguaje no verbal propio de cada familia, hecho de miradas, silencios y gestos. Y en ocasiones, incluso aparecen las órdenes literales como: “serás un fracasado”.


De alguna forma nos mantenemos fieles a una lealtad familiar invisible, como las raíces de un árbol que nos alimenta muchas veces con frustraciones, decepciones, desamores y malestares que no nos corresponden.

Se trata  de ver si esas heridas, ese dolor, ese sufrimiento es nuestro,   si lo hemos experimentado nosotros en la infancia, adolescencia u otro momento, o bien si pertenece a la experiencia de nuestros antepasados: abuelos que fueron a la guerra, abuelas o bisabuelas que perdieron a sus maridos o a sus hijos, padres que perdieron a sus propios padres a muy temprana edad, etc. 

La necesidad de pertenecer a la familia la vinculamos con la necesidad de repetir situaciones parecidas,  por lealtad y por amor hacia la vida que hemos recibido. Inconscientemente, vivimos como una traición el poder disfrutar o lograr algo que nuestros antepasados no pudieron alcanzar. Solo atravesando el sentimiento de culpa que ello provoca podemos hacer algo diferente en la vida. Pero, vale la pena ¿no?
  

 Somos portadores de los conflictos no solucionados de nuestro árbol familiar y eso se manifiesta en nosotros en el plano material: (económico, laboral, malestares físicos) en el plano emocional: (relaciones de pareja, hijos, amigos…) en el plano sexual , intelectual, haciéndonos sufrir, no realizarnos… impidiendo ser felices, en definitiva.
Es un lenguaje de precisión matemática, un sistema de repeticiones con fechas, disfunciones, muertes, situaciones, nombres: mapas neurológicos que se transmiten de generación en generación.

Mirar nuestro árbol genealógico* nos permite sacar a la luz las limitaciones, prohibiciones y reglas que nos dejaron nuestros ancestros, para que de esta forma podamos desactivar las repeticiones o programas poco saludables y potenciar aquellas cosas útiles que nos conducen a la evolución personal, familiar, de la sociedad y del planeta. Se trata siempre de tomar consciencia de las repeticiones y los temas importantes dentro del clan familiar, y el entramado inconsciente heredado que orienta nuestras elecciones en la vida y aquellas creencias que bloquean nuestro desarrollo individual.
* ver ¿Qué necesitamos para hacer nuestro árbol genealógico?
Los secretos familiares son todas aquellas informaciones referidas a acontecimientos ocultos que han quedado enterrados en el silencio y en el olvido, por ser demasiado dolorosos, por ejemplo, la muerte de un bebé, una violación, un accidente, un suicidio, una traición, una infidelidad, un familiar con alguna anomalía, desequilibrio, deformidad...

Se transmiten del inconsciente de los padres al inconsciente de los hijos, se convierte en un mal que golpea justamente a los que queremos proteger.Cuando el trauma no es asumido sigue vivo”

¿Qué hacemos con todo esto?
Primero de todo, poner Luz en nuestras raíces, tomar consciencia de cual es nuestro linaje, investigar sobre nuestro árbol familiar. Vale la pena empezar a recoger información, hablar con nuestros familiares, con los más mayores y recoger su perspectiva, sus historias y memorias, hacerles preguntas. Vamos a ver que muchas veces no quieren o no pueden recordar, o sus recuerdos son contradictorios con los de otros familiares... no es tan importante... este trabajo, esta mirada, este reconocimiento, este acercamiento ya es sanación. A veces te dan información al cabo de semanas o meses, algo ya está cambiando...
El mirar y ver de donde proceden los hechos nos da la posibilidad de reconocer lo que hay y lo que hubo y decir no a la inercia del pasado para poder decir sí a la vida tal cual es y tal cual ha sido.
El tomar consciencia de que tenemos un destino personal que va mucho más allá de las expectativas familiares y ancestrales, el investigar sobre quienes somos en realidad, con qué vibramos, qué nos hace sentir vivos, dónde y cómo fluimos con la vida, qué talentos, capacidades, potencialidades tenemos... El reconocernos y reencontrarnos es la base de la felicidad y la armonía en la vida.
No es tan importante saber de antemano cuáles son los secretos familiares u otros datos, ya que al poner la intención y al crearse una vibración de Amor y Luz y conectar con nuestra Esencia Divina,  nos estamos sanando a nosotr@s, nuestro árbol, nuestras raíces... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario